miércoles, 9 de agosto de 2023

LECTURAS DEL MIÉRCOLES XVIII DEL T. ORDINARIO 9 DE AGOSTO (VERDE)

 

"No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos".






ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 73, 20. 19. 22. 23

Acuérdate, Señor de tu alianza y no abandones sin remedio la vida de tus pobres. Levántate, señor, defiende tu causa y no olvides los ruegos de aquellos que te imploran.

O bien: Hech 12, 5

Mientras Pedro estaba en la cárcel, la comunidad no cesaba de orar a Dios por él.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que en tu inescrutable providencia quieres asociar a tu Iglesia a la pasión de tu Hijo, concede a tus fieles que son perseguidos a causa de tu nombre, el espíritu de paciencia y caridad, para que sean hallados testigos fieles y veraces de tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo ...

LITURGIA DE LA PALABRA

Despreciaron la tierra prometida.

Del libro de los Números: 13, 1-2. 25-14, 1. 26-29. 34-35

En aquellos días, el Señor le habló a Moisés en el desierto de Parán y le dijo: "Envía algunos hombres, uno por cada tribu paterna, para que exploren la tierra de Canaán, que le voy a dar a los hijos de Israel".

Al cabo de cuarenta días volvieron los exploradores, después de recorrer toda aquella tierra. Fueron a presentarse ante Moisés, Aarón y toda la comunidad de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en Cades. Les mostraron los productos del país y les hicieron la siguiente relación:

"Fuimos al país a donde nos enviaste y de veras mana leche y miel, como puedes ver por estos frutos. Pero el pueblo que habita en el país es poderoso; las ciudades están fortificadas y son muy grandes y hasta hemos visto ahí gigantes, descendientes de Anac. Los amalecitas ocupan la región del sur; los hititas, amorreos y yebuseos ocupan la montaña; y los cananeos, la orilla del mar y la ribera del Jordán".

Caleb, uno de los exploradores, calmó al pueblo, que empezaba a criticar a Moisés y les dijo: "Vayamos y conquistemos el país, porque sin duda podremos apoderarnos de él". Pero los demás hombres que habían ido con Caleb, dijeron: "No podemos atacar a ese pueblo, porque es más fuerte que nosotros". Y empezaron a hablar mal del país que habían explorado, diciendo: "El país que hemos recorrido y explorado, no produce lo suficiente ni para sus propios habitantes. Toda la gente que hemos visto ahí es muy alta. Hemos visto hasta gigantes, descendientes de Anac; junto a ellos parecíamos saltamontes, y como tales nos veían ellos". Al oír esto, toda la comunidad se puso a gritar y se pasó llorando toda la noche.

Entonces el Señor les habló a Moisés y Aarón y les dijo: "¿Hasta cuándo va a seguir protestando contra mí esta comunidad perversa? He oído las quejas de los hijos de Israel contra mí. Ve y diles: 'Por mi vida, dice el Señor, voy a hacer con ustedes lo que han pedido que suceda. Por haber hablado mal de mí, morirán en el desierto todos los que fueron registrados en el censo, de veinte años para arriba. Les juro que no entrarán en la tierra que prometí darles, con excepción de Caleb, hijo de Yefuné, y de Josué, hijo de Nun. Así como ustedes emplearon cuarenta días en explorar el país, así cargarán con sus pecados cuarenta años por el desierto, a razón de un año por día. Así sabrán lo que significa desobedecerme. Yo, el Señor, he hablado. Esto es lo que haré con esta comunidad perversa, amotinada contra mí. En este desierto van a consumirse y en él van a morir' ". 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.

Del salmo 105

R/. Por tu pueblo, Señor, acuérdate de mí.

Hemos pecado igual que nuestros padres, cometimos maldades e injusticias. Allá en Egipto, nuestros padres no entendieron, Señor, tus maravillas. R/.

Se olvidaron pronto de tus obras y no se fiaron de tus designios. Su apetito era insaciable en el desierto y te provocaron, Señor, en la estepa. R/.

Se olvidaron del Dios que los salvó y que hizo portentos en Egipto, en la tierra de Cam, mil maravillas, y en las aguas del mar Rojo, sus prodigios. R/.

Por eso hablaba Dios de aniquilarlos; pero Moisés, que era su elegido, se interpuso, a fin de que, en su cólera, no fuera el Señor a destruirlos. R/.


ACLAMACIÓN  Lc 7, 16






R/. Aleluya, aleluya.


Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo. R/.

Mujer, ¡Qué grande es tu fe!

Del santo Evangelio según san Mateo: 15, 21-28

En aquel tiempo, Jesús se retiró a la comarca de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea le salió al encuentro y se puso a gritar: "Señor, hijo de David, ten compasión de mí. Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio". Jesús no le contestó una sola palabra; pero los discípulos se acercaron y le rogaban: "Atiéndela, porque viene gritando detrás de nosotros". Él les contestó:

"Yo no he sido enviado sino a las ovejas descarriadas de la casa de Israel".

Ella se acercó entonces a Jesús y postrada ante Él, le dijo: "¡Señor, ayúdame!" Él le respondió: "No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos". Pero ella replicó: "Es cierto, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos". Entonces Jesús le respondió: "Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas". Y en aquel mismo instante quedó curada su hija. 

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, nuestras humildes oraciones y ofrendas, y concede a cuantos padecen persecución de los hombres, por servirte fielmente, que se alegren de estar asociados al sacrificio de tu Hijo Jesucristo y sepan que sus nombres están escritos en el cielo, entre aquellos que están elegidos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 5,11-12

Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía, dice el Señor. Alégrense y salten de contento porque su premio será grande en los cielos.

O bien: Mt 10, 32

A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Por la fuerza de este sacramento, Señor, fortalece en la verdad a tus siervos y concede a aquellos fieles que se hallan en la tribulación que, cargando su cruz detrás de tu Hijo, puedan, en medio de las adversidades, gloriarse sin cesar del nombre de cristianos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

O bien:

Memoria de santa Teresa Benedicta de la Cruz, virgen y mártir MR, p. 804 (792)

Edith Stein nació en Breslau, Alemania (hoy Broklaw, Polonia), el 12 de octubre de 1891, de una familia de profunda fe judía. Después de haber enseñado filosofía durante algunos años, recibió por el bautismo la nueva vida en Cristo y la desarrolló bajo el velo de religiosa de la Orden de las Carmelitas Descalzas. En tiempo del nazismo hostil a la dignidad del hombre y a la fe, fue desterrada y encarcelada, y murió en la cámara de gas del campo de exterminio de Auschwitz, cerca de Cracovia, Polonia, el 9 de agosto de 1942.

Del Común de mártires: para una virgen mártir, MR, p. 939 (931).

ANTÍFONA DE ENTRADA

Ya sigue al Cordero crucificado por nosotros, la virgen llena de valor, ofrenda de pudor y víctima de castidad.

ORACIÓN COLECTA

Dios de nuestros padres, que llevaste a la mártir santa Teresa Benedicta de la Cruz al conocimiento de tu Hijo crucificado y a imitarlo fielmente hasta la muerte, concede, por su intercesión, que todos los hombres reconozcan a Cristo como Salvador y, por medio de él, lleguen a contemplarte eternamente. El, que vive y reina contigo...

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te ofrecemos hoy gozosamente, Señor, este sacrificio, por el cual, al tiempo que conmemoramos la victoria de santa Teresa Benedicta, además de proclamar tus maravillas, nos alegramos de contar con su gloriosa intercesión. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Apoc 7, 17

El Cordero, que está en el trono, los conducirá a las fuentes del agua de la vida.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Habiendo participado de los gozos celestiales al recibir este sacramento en la conmemoración de santa Teresa Benedicta, te pedimos humildemente, Señor, que experimentemos plenamente en nuestra vida lo que por don tuyo hemos celebrado con diligente actitud de servicio. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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