martes, 8 de octubre de 2024

LECTURAS DEL MARTES XXVII DEL T. ORDINARIO 8 DE OCTUBRE (VERDE O BLANCO)

 

Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria.



Misa de la Divina Misericordia Misas votivas, Misal Romano, p. 1169 [1161])



ANTIFONA DE ENTRADA  Sal 88, 2

Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor y daré a conocer que su fidelidad es eterna.

ORACION COLECTA

Señor Dios, cuya misericordia es incalculable e infinito el tesoro de tu bondad, aumenta, benigno, la fe del pueblo a ti consagrado, para que todos comprendan con verdadera clari­dad con cuánto amor fueron creados, con qué sangre redimidos y con qué Espíritu reengen­drados. Por nuestro Señor Jesucristo ...

LITURGIA DE LA PALABRA

Quiso revelarme a su Hijo para que yo lo anunciara entre los paganos.

De la carta del apóstol san Pablo a los gálatas: 1, 13-24

Hermanos: Ciertamente ustedes han oído hablar de mi conducta anterior en el judaísmo, cuando yo perseguía encarnizadamente a la Iglesia de Dios, tratando de destruirla. Deben saber que me distinguía en el judaísmo, entre los jóvenes de mi pueblo y de mi edad, porque los superaba en el celo por las tradiciones paternas.

Pero Dios me había elegido desde el seno de mi madre, y por su gracia me llamó. Un día quiso revelarme a su Hijo, para que yo lo anunciara entre los paganos. Inmediatamente, sin solicitar ningún consejo humano y sin ir siquiera a Jerusalén para ver a los apóstoles anteriores a mí, me trasladé a Arabia y después regresé a Damasco. Al cabo de tres años fui a Jerusalén, para ver a Pedro y estuve con él quince días. No vi a ningún otro de los apóstoles, excepto a Santiago, el pariente del Señor.

Y Dios es testigo de que no miento en lo que les escribo. Después me fui a las regiones de Siria y de Cilicia, de manera que las comunidades cristianas de Judea no me conocían personalmente. Lo único que habían oído decir de mí era: "El que antes nos perseguía, ahora va predicando la fe que en otro tiempo quería destruir", y glorificaban a Dios por mi causa.

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.

Del salmo 138

R/, Condúceme, Señor, por tu camino.

Tú me conoces, Señor, profundamente: tú conoces cuándo me siento y me levanto, desde lejos sabes mis pensamientos, tú observas mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares. R/.

Tú formaste mis entrañas, me tejiste en el seno materno. Te doy gracias por tan grandes maravillas; soy un prodigio y tus obras son prodigiosas. R/.

Conocías plenamente mi alma, no se te escondía mi organismo, cuando en lo oculto me iba formando y entretejiendo en lo profundo de la tierra. R/.


ACLAMACIÓN  Lc 11, 28








R/. Aleluya, aleluya.

Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica, dice el Señor. R/.

Marta lo recibió en su casa. - María escogió la mejor parte.

Del santo Evangelio según san Lucas: 10, 38-42

En aquel tiempo, entró Jesús en un poblado, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Ella tenía una hermana, llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra. Marta, entre tanto, se afanaba en diversos quehaceres, hasta que, acercándose a Jesús, le dijo: "Señor, ¿no te has dado cuenta de que mi hermana me ha dejado sola con todo el quehacer? Dile que me ayude".

El Señor le respondió: "Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará". 

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS 

Recibe benignamente, Señor, nuestras ofrendas y conviértelas en el sacramento de la redención, memorial de la Muerte y Resurrección de tu Hijo, para que, por la eficacia de este sacrificio, poniendo siempre nuestra confianza en Cristo, lleguemos a la vida eterna. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. 

ANTIFONA DE LA COMUNIÓN Jn 19, 34

Uno de los soldados, le traspasó el costado con una lanza e inmediatamente salió sangre y agua. 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN 

Concédenos, Dios misericordioso, que, alimentados con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, bebamos confiadamente en la fuente de la misericordia y nos mostremos más y más mise­ricordiosos con nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

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