sábado, 19 de octubre de 2024

LECTURAS DEL SÁBADO XXVIII DEL T. ORDINARIO 19 DE OCTUBRE (VERDE)

 

A aquel que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.




Verde / Blanco / Rojo MR p. 817 [849] / Lecc. II p. 912



ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. 1 Cor 2, 2

Nunca me precié de otra cosa, cuando estuve entre ustedes, que de conocer a Jesucristo, y a éste crucificado.


ORACIÓN COLECTA

Que la intercesión de san Pablo de la Cruz, presbítero, quien tuvo un amor excepcional por Cristo crucificado, nos alcance, Señor, tu gracia, para que, estimulados más vivamente por su ejemplo, abracemos con fortaleza nuestra cruz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.


LITURGIA DE LA PALABRA

Constituyó a Cristo como cabeza suprema de la Iglesia, que es su cuerpo.

De la carta del apóstol san Pablo a los efesios: 1, 15-23

Hermanos: Me he enterado de su fe en el Señor Jesús y del amor que demuestran a todos los hermanos, por lo cual no dejo de dar gracias por ustedes, ni de recordarlos en mis oraciones, y le pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, que les conceda espíritu de sabiduría y de revelación para conocerlo. Le pido que les ilumine la mente para que comprendan cuál es la esperanza que les da su llamamiento, cuán gloriosa y rica es la herencia que Dios da a los que son suyos y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros, los que confiamos en él, por la eficacia de su fuerza poderosa.

Con esta fuerza resucitó a Cristo de entre los muertos y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, por encima de todos los ángeles, principados, potestades, virtudes y dominaciones, y por encima de cualquier persona, no sólo del mundo actual, sino también del futuro. Todo lo puso bajo sus pies y a él mismo lo constituyó cabeza suprema de la Iglesia, que es su cuerpo, y la plenitud del que lo consuma todo en todo. 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.

Del salmo 8

R/. ¡Qué admirable, Señor, es tu poder!

¡Qué admirable es, Señor y Dios nuestro, tu poder en toda la tierra! Tu grandeza sobrepasa los cielos y hasta los niños de pecho te dan alabanza perfecta. R/.

Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos, la luna y las estrellas que has creado, me pregunto: ¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes; ese pobre ser humano, para que de él te preocupes? R/.

Sin embargo, lo hiciste un poquito inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad; le diste el mando sobre las obras de tus manos y todo lo sometiste bajo sus pies. R/.

ACLAMACIÓN  Cfr. Jn 15, 26. 27






R/. Aleluya, aleluya.


El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí, dice el Señor, y también ustedes serán mis testigos. R/.

El Espíritu Santo les enseñará en aquel momento lo que convenga decir.

Del santo Evangelio según san Lucas: 12, 8-12

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Yo les aseguro que a todo aquel que me reconozca abiertamente ante los hombres, lo reconocerá abiertamente el Hijo del hombre ante los ángeles de Dios; pero a aquel que me niegue ante los hombres, yo lo negaré ante los ángeles de Dios.

A todo aquel que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero a aquel que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.

Cuando los lleven a las sinagogas y ante los jueces y autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir, porque el Espíritu Santo les enseñará en aquel momento lo que convenga decir". 

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS


Mira, Dios todopoderoso, las ofrendas que te presentamos en la conmemoración de san Pablo, y concédenos expresar en la vida los misterios de la pasión del Señor, que ahora celebramos. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. 1 Cor 1, 23-24


Nosotros predicamos a Cristo crucificado: a Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


Señor Dios, que en san Pablo manifestaste de modo admirable el misterio de la cruz, concede, benigno, que, fortalecidos por este sacrificio, permanezcamos fielmente adheridos a Cristo y trabajemos en la Iglesia por la salvación de todos. Por Jesucristo, nuestro Señor.


+ SANTOS JUAN BRÉBEUF e ISAAC JOGUES,

Presbíteros y Compañeros Mártires,


MR pp. 816 y 889 [848 y 929] / Lecc. II p. 912


Juan e Isaac son los abanderados de los ocho jesuitas que fueron sacrificados por Cristo en los actuales territorios de Canadá y de los Estados Unidos, allá por los años 1642-1649. Isaac Jogues fue martirizado por los indios iroqueses cerca de Auriesville (estado de Nueva York). Juan de Brébeuf murió a manos de los indios hurones, en territorio canadiense.


ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Gal 6, 14; 1 Cor 1, 18


Sólo nos gloriaremos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo. El mensaje de la cruz es fuerza de Dios para nosotros, que hemos sido salvados.


ORACIÓN COLECTA


Dios nuestro, que quisiste manifestar la esperanza dichosa del reino eterno por la obra y el martirio de los santos Juan de Brébeuf, Isaac Jogues y sus compañeros, concede, bondadoso, que, por su intercesión, la fe de los cristianos se fortalezca cada día más. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Al venerar la pasión de tus mártires Juan de Brébeuf, Isaac Jogues y sus compañeros, concédenos, Señor, por este sacrificio, anunciar dignamente la muerte de tu Unigénito, el cual no sólo ha animado con su palabra a los mártires, sino que los ha fortalecido con su ejemplo. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 10, 32

A quien me reconoce delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre, dice el Señor.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Alimentados, Señor, con el manjar celestial, te suplicamos humildemente que, a ejemplo de los santos Juan de Brébeuf, Isaac Jogues y sus compañeros, llevemos en nuestro corazón las señales del amor y de los sufrimientos de tu Hijo y gocemos siempre del fruto de la paz eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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