miércoles, 25 de mayo de 2011

LECTURAS DEL MIERCOLES QUINTO DE PASCUA 25 DE MAYO

"YO SOY LA VID, USTEDES LOS SARMIENTOS..."





Hch 15, 1-6; Jn 15, 1-8

La comparación del pueblo de Dios con la vid es un motivo literario tradicional. Los profetas recurrieron reiteradamente a dicha imagen para referirse a la amorosa y paciente relación de Dios con su pueblo. El Señor Jesús habla con  dicha imagen para hacer un ofrecimiento fundamental. Quien permanezca unido a Jesús dará fruto abundante. En el relato de los Hechos se nos refiere el surgimiento de un conflicto relacionado con el ingreso de los paganos a la Iglesia. Quienes defienden la importancia de la circuncisión olvidan que la salvación cristiana es un don que Dios nos concede a través de su Hijo Jesús.

ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 70, 8. 23)

Que mi boca, Señor, se llene de alabanzas para poder cantarte; entonces mis labios se estremecerán de júbilo. Aleluya.

ORACIÓN COLECTA


Dios nuestro misericordioso, que salvas al pecador y lo llamas a tu amistad, atrae hacia ti el corazón de tus hijos, libres ya de las tinieblas por el don de la fe, y no permitas que se aparten de ti, que eres la luz verdadera. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA


Se decidió que Pablo y Bernabé fueran a Jerusalén a ver a los apóstoles.

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles: 15, 1-6

En aquellos días, vinieron de Judea a Antioquía algunos discípulos y se pusieron a enseñar a los hermanos que si no se circuncidaban conforme a la ley de Moisés, no podrían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; al fin se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más fueran a Jerusalén para tratar el asunto con los apóstoles y los presbíteros. La comunidad cristiana los proveyó para el viaje, y ellos atravesaron Fenicia y Samaria, contando a los hermanos cómo se convertían los paganos, y los llenaban de gozo con esta noticia.
Al llegar a Jerusalén, fueron recibidos por la comunidad cristiana, los apóstoles y los presbíteros, y ellos refirieron todo cuanto Dios había hecho por su medio. Pero algunos de los fariseos convertidos intervinieron, diciendo: "Hay que circuncidar a los paganos y exigirles que cumplan la ley de Moisés".
Entonces se reunieron los apóstoles y los presbíteros para examinar el asunto.


Palabra de Dios.

Te alabamos, Señor.



Del salmo 121



R/. Vayamos con alegría al encuentro del Señor. Aleluya.


¡Qué alegría sentí, cuando me dijeron: "Vayamos a la casa del Señor"! Y hoy estamos aquí, Jerusalén, jubilosos, delante de tus puertas. R/.
A ti, Jerusalén, suben las tribus, las tribus del Señor, según lo que a Israel se le ha ordenado, para alabar el nombre del Señor. R/.


Por el amor que tengo a mis hermanos, voy a decir: "La paz esté contigo". Y por la casa del Señor, mi Dios, pediré para ti todos los bienes. R/.


ACLAMACIÓN (Jn 15, 4. 5)

R/. Aleluya, aleluya.




Permanezcan en mí y yo en ustedes, dice el Señor; el que permanece en mí da fruto abundante. R/.



El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.


Lectura (Proclamación) del santo Evangelio según san Juan: 15, 1-8


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, Él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto.

Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer. Al que no permanece en mí se le echa fuera, como al sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo arrojan al fuego y arde.

Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos".


Palabra del Señor.


 Gloria a ti, Señor Jesús.



ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS


Concédenos, Señor, que este sacrificio pascual que vamos a ofrecerte, nos llene siempre de alegría, prosiga en nosotros tu obra redentora y nos obtenga de ti la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.



Prefacio I-V de Pascua.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN


El Señor, que nos redimió con su sangre, ha resucitado y ha hecho resplandecer su luz sobre nosotros. Aleluya.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN



Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, precio de nuestra redención, nos ayuden, Señor, a cumplir tus mandamientos y a obtener, así, nuestra felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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