"YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA"
Hch 13, 26-33; Jn 14, 1-6
En este discurso Jesús se despide de los suyos y les comparte un testamento sencillo y contundente: Él es el camino que conduce a la vida plena. Él es testigo de la verdad que salva. Esa certeza será su escudo y defensa en la hora de la prueba. Jesús mismo se sobrepone a las horas de angustias previas a su muerte y Dios le otorga la plenitud de la vida, sentándolo a su derecha. De esa noticia extraordinaria Pablo se hace portavoz. No hay necesidad de seguir esperando otro enviado, les advierte a sus hermanos judíos. En Jesús resucitado Dios ha cumplido las promesas hechas a Israel.
ANTÍFONA DE ENTRADA (Ap 5, 9-10)
Señor, con tu sangre has rescatado a hombres de todas las razas, lenguas, pueblos y naciones y has hecho de nosotros un reino de sacerdotes para Dios. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Señor nuestro, que nos has dado la libertad y la salvación por medio de la Sangre de tu Hijo, concédenos vivir siempre para ti y en ti encontrar la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Resucitando a Jesús, Dios ha cumplido la promesa que nos hizo.
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles: 13, 26-33
En aquellos días, Pablo continuó su predicación en la sinagoga de Antioquía de Pisidia con estas palabras:
"Hermanos míos, descendientes de Abraham, y cuantos temen a Dios: Este mensaje de salvación les ha sido enviado a ustedes. Los habitantes de Jerusalén y sus autoridades no reconocieron a Jesús, y al condenarlo, cumplieron las palabras de los profetas que se leen cada sábado: no hallaron en Jesús nada que mereciera la muerte, y sin embargo, le pidieron a Pilato que lo mandara ejecutar. Y después de cumplir todo lo que de Él estaba escrito, lo bajaron de la cruz y lo pusieron en el sepulcro.
Pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y Él, ya resucitado, se apareció durante muchos días a los que lo habían seguido de Galilea a Jerusalén. Ellos son ahora sus testigos ante el pueblo.
Nosotros les damos la buena nueva de que la promesa hecha a nuestros padres nos la ha cumplido Dios a nosotros, los hijos, resucitando a Jesús, como está escrito en el salmo segundo: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 2
R/. Jesucristo es el rey de las naciones. Aleluya.
"Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy. Te daré en herencia las naciones y como propiedad, toda la tierra. Podrás gobernarlas con cetro de hierro, y despedazarlas como jarros". R/.
Escuchen y comprendan estas cosas, reyes y gobernantes de la tierra. Adoren al Señor con reverencia, sírvanlo con temor. R/.
ACLAMACIÓN (Jn 14, 6) R/. Aleluya, aleluya.

Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre si no es por mí, dice el Señor. R/.
Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre si no es por mí, dice el Señor. R/.
Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Lectura (Proclamación) del santo Evangelio según san Juan: 14, 1-6
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No pierdan la paz. Si creen en Dios, crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. Si no fuera así, yo se lo habría dicho a ustedes, porque ahora voy a prepararles un lugar. Cuando me haya ido y les haya preparado un lugar, volveré y los llevaré conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes. Y ya saben el camino para llegar al lugar a donde voy". Entonces Tomás le dijo: "Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?". Jesús le respondió: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por mí".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, con bondad, las ofrendas que te presentamos, y ayúdanos a conservar tu gracia para alcanzar un día la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I-V de Pascua.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Rm 4, 25)
Cristo fue condenado a muerte por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, que tu amor paterno proteja siempre a quienes has salvado por medio de la pasión de tu Hijo, y que Cristo resucitado sea la fuente de todas nuestras alegrías. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
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