domingo, 11 de septiembre de 2011

LECTURAS DEL DOMINGO XXIV DEL T. ORDINARIO 11 DE SEPTIEMBRE


"Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?".


ANTÍFONA DE ENTRADA (cfr. Si 36, 15-16)

A los que esperan en ti, Señor, concédeles tu paz, y cumple así las palabras de tus profetas; escúchame, Señor, y atiende a las plegarias de tu pueblo.

ORACIÓN COLECTA

Míranos, Señor, con ojos de misericordia y haz que experimentemos vivamente tu amor para que podamos servirte con todas nuestras fuerzas. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA

Perdona la ofensa a tu prójimo para obtener tú el perdón.



Del libro del Sirácida (Eclesiástico): 27, 33-28, 9



Cosas abominables son el rencor y la cólera; sin embargo, el pecador se aferra a ellas. El Señor se vengará del vengativo y llevará rigurosa cuenta de sus pecados. Perdona la ofensa a tu prójimo, y así, cuando pidas perdón, se te perdonarán tus pecados. Si un hombre le guarda rencor a otro, ¿le puede acaso pedir la salud al Señor?



El que no tiene compasión de un semejante, ¿cómo pide perdón de sus pecados? Cuando el hombre que guarda rencor pide a Dios el perdón de sus pecados, ¿hallará quien interceda por él?

Piensa en tu fin y deja de odiar, piensa en la corrupción del sepulcro y guarda los mandamientos.

Ten presentes los mandamientos y no guardes rencor a tu prójimo. Recuerda la alianza del Altísimo y pasa por alto las ofensas.

 Palabra de Dios.

 Te alabamos, Señor.



Del salmo 102


 R/. El Señor es compasivo y misericordioso.



Bendice al Señor, alma mía; que todo mi ser bendiga su santo nombre. Bendice al Señor, alma mía, y no te olvides de sus beneficios. R/.



El Señor perdona tus pecados y cura tus enfermedades; Él rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura. R/.

El Señor no nos condena para siempre, ni nos guarda rencor perpetuo. No nos trata como merecen nuestras culpas, ni nos paga según nuestros pecados. R/. 

Como desde la tierra hasta el cielo, así es de grande su misericordia; como un padre es compasivo con sus hijos, así es compasivo el Señor con quien lo ama. R/.


En la vida y en la muerte somos del Señor.


De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 14, 7-9

Hermanos: Ninguno de nosotros vive para sí mismo, ni muere para si mismo. Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Por lo tanto, ya sea que estemos vivos o que hayamos muerto, somos del Señor. Porque Cristo murió y resucitó para ser Señor de vivos y muertos.

Palabra de Dios.

 Te alabamos, Señor.



ACLAMACIÓN (Jn 13, 34)
 R/. Aleluya, aleluya.





Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. R/.







Yo te digo que perdones no sólo siete veces, sino hasta setenta veces siete.


Del santo Evangelio según san Mateo: 18, 21-35



En aquel tiempo, Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: "Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?". Jesús le contestó: "No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete".


Entonces Jesús les dijo: "El Reino de los cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus servidores. El primero que le presentaron le debía muchos millones. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su mujer, a sus hijos y todas sus posesiones, para saldar la deuda. El servidor, arrojándose a sus pies, le suplicaba, diciendo: 'Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo'. El rey tuvo lástima de aquel servidor, lo soltó y hasta le perdonó la deuda.
Pero, apenas había salido aquel servidor, se encontró con uno de sus compañeros, que le debía poco dinero.Entonces lo agarró por el cuello y casi lo estrangulaba, mientras le decía: 'Págame lo que me debes'. El compañero se le arrodilló y le rogaba: 'Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo'. Pero el otro no quiso escucharlo, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara la deuda. Al ver lo ocurrido, sus compañeros se llenaron de indignación y fueron a contar al rey lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: 'Siervo malvado. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haber tenido compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?'. Y el señor, encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo soltaran hasta que pagara lo que debía.Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada cual no perdona de corazón a su hermano".


 Palabra del Señor.


Gloria a ti, Señor Jesús.


Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL


Presentemos confiadamente al Padre celestial nuestras plegarias, por nosotros y por nuestros hermanos. A cada petición diremos: Escúchanos, Padre.



Oremos por la Iglesia, por todos los cristianos, para que con nuestra vida demos testimonio del amor y el perdón de Dios. Oremos.



Oremos por los gobernantes de nuestra patria, para que busquen siempre el bien y la seguridad de todos los mexicanos, y se esfuercen para que nadie quede excluido del bienestar que toda persona necesita y merece. Oremos.

Oremos por todos los niños y niñas, para que crezcan sanos y fuertes en el cuerpo y en el espíritu. Oremos.

Oremos por todos los que sufren a causa de situaciones sociales, para que encuentren la fortaleza y el apoyo necesarios para salir adelante. Oremos.

Oremos por nuestra patria, para que pueda caminar siempre por caminos de paz de legalidad y de justicia. Oremos.

Oremos finalmente por todos nosotros, para que esta Eucaristía que celebramos nos llene de alegría, de esperanza y de paz. Oremos.


Escucha, Dios de bondad, nuestra oración, y acompáñanos siempre en el camino de la vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta, Señor, con bondad los dones y plegarias de tu pueblo y haz que lo que cada uno ofrece en tu honor, ayude a la salvación de todos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (cfr. 1 Co 10, 16)

El cáliz de bendición por el que damos gracias, es la unión de todos en la Sangre de Cristo; y el pan que partimos es la unión de todos en el Cuerpo de Cristo.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Que la gracia de esta comunión nos transforme, Señor, tan plenamente, que no sea ya nuestro egoísmo, sino tu amor, el que impulse, de ahora en adelante, nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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