sábado, 23 de julio de 2011

LECTURAS DEL DOMINGO XVII DEL T. ORDINARIO 24 DE JULIO

DE TESOROS Y PERLAS PRECIOSAS






1 R 3, 5-13; Rm 8, 28-30; Mt 13, 44-52


¿Qué vender y qué comprar? ¿Cuándo vender y cuándo comprar? Pareciera el juego complicado de la Bolsa de valores o los consejos de un corredor de bienes raíces. Pero no es así. El Señor Jesús, observador cuidadoso de la vida, relata una parábola donde plantea la urgencia de despojarnos de lo accesorio, para adquirir lo sustancial. Eso, en lenguaje tradicional se llama sabiduría: saber vivir. El Primer libro de los Reyes refiere la oración de Salomón, heredero inexperto del prestigiado trono del rey David, quien pide sensatamente la sabiduría para gobernar. Para san Pablo la sabiduría cristiana consiste en reproducir en la propia biografía los rasgos de Jesucristo.


ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 67, 6. 7. 36)


Adoremos a Dios en su santo templo. Él nos hace habitar juntos en su casa. Él es la fuerza y el poder de su pueblo.


ORACIÓN COLECTA


Padre santo y todopoderoso, protector de los que en ti confían, ten misericordia de nosotros y enséñanos a usar con sabiduría de los bienes de la tierra, a fin de que no nos impidan alcanzar los del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA


Por haberme pedido sabiduría.

Del primer libro de los Reyes: 3, 5-13



En aquellos días, el Señor se le apareció al rey Salomón en sueños y le dijo: "Salomón, pídeme lo que quieras, y yo te lo daré".


Salomón le respondió: "Señor, tú trataste con misericordia a tu siervo David, mi padre, porque se portó contigo con lealtad, con justicia y rectitud de corazón. Más aún, también ahora lo sigues tratando con misericordia, porque has hecho que un hijo suyo lo suceda en el trono. Sí, tú quisiste, Señor y Dios mío, que yo, tu siervo, sucediera en el trono a mi padre, David. Pero yo no soy más que un muchacho y no sé cómo actuar. Soy tu siervo y me encuentro perdido en medio de este pueblo tuyo, tan numeroso, que es imposible contarlo. Por eso te pido que me concedas sabiduría de corazón para que sepa gobernar a tu pueblo y distinguir entre el bien y el mal. Pues sin ella, ¿quién será capaz de gobernar a este pueblo tuyo tan grande?".

Al Señor le agradó que Salomón le hubiera pedido sabiduría y le dijo: "Por haberme pedido esto, y no una larga vida, ni riquezas, ni la muerte de tus enemigos, sino sabiduría para gobernar, yo te concedo lo que me has pedido. Te doy un corazón sabio y prudente, como no lo ha habido antes ni lo habrá después de ti. Te voy a conceder, además, lo que no me has pedido: tanta gloria y riqueza, que no habrá rey que se pueda comparar contigo".

 Palabra de Dios.

 Te alabamos, Señor.





Del salmo 118

 R/. Yo amo, Señor, tus mandamientos.



A mí, Señor, lo que me toca es cumplir tus preceptos. Para mí valen más tus enseñanzas que miles de monedas de oro y plata. R/.

Señor, que tu amor me consuele, conforme a las promesas que me has hecho. Muéstrame tu ternura y viviré, porque en tu ley he puesto mi contento. R/.


Amo, Señor, tus mandamientos más que el oro purísimo: por eso tus preceptos son mi guía y odio toda mentira. R/.


Tus preceptos, Señor, son admirables, por eso yo los sigo. La explicación de tu palabra da luz y entendimiento a los sencillos. R/.



Nos predestina para que reproduzcamos en nosotros mismos la imagen de su Hijo.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 8, 28-30



Hermanos: Ya sabemos que todo contribuye para bien de los que aman a Dios, de aquellos que han sido llamados por Él según su designio salvador.



En efecto, a quienes conoce de antemano, los predestina para que reproduzcan en sí mismos la imagen de su propio Hijo, a fin de que Él sea el primogénito entre muchos hermanos. A quienes predestina, los llama; a quienes llama, los justifica; y a quienes justifica, los glorifica.


 Palabra de Dios.


 Te alabamos, Señor.




ACLAMACIÓN (cfr. Mt 11, 25)


 R/. Aleluya, aleluya.


Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. R/.



Vende cuanto tiene y compra aquel campo.

Del santo Evangelio según san Mateo: 13, 44-52



En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.



El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra.


También se parece el Reino de los cielos a la red que los pescadores echan en el mar y recoge toda clase de peces. Cuando se llena la red, los pescadores la sacan a la playa y se sientan a escoger los pescados; ponen los buenos en canastos y tiran los malos. Lo mismo sucederá al final de los tiempos: vendrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los arrojarán al horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación.
¿Han entendido todo esto?". Ellos le contestaron: "Sí". 


Entonces Él les dijo: "Por eso, todo escriba instruido en las cosas del Reino de los cielos es semejante al padre de familia, que va sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas".


Palabra del Señor.


 Gloria a ti, Señor Jesús.




Credo



PLEGARIA UNIVERSAL



Oremos a nuestro Padre del cielo, que desea la salvación de todo lo creado.



Después de cada petición diremos: Te lo pedimos, Señor.




1. Por la Iglesia. Para que sea signo de esperanza en medio de los sufrimientos que nos rodean. Oremos.



2. Por el Papa, por nuestro obispo, por los presbíteros y los diáconos. Para que sean mensajeros del gozo y la esperanza que Cristo nos trae. Oremos.



3. Por todos los pueblos del mundo. Oremos especialmente por los que están en guerra o sufren la violencia. Para que nazcan iniciativas en favor de la paz, la justicia y el respeto entre todos los ciudadanos. Oremos.


4. Por los enfermos, por los prisioneros, por los angustiados, por los marginados de toda clase. Para que se vean consolados en su soledad y en su sufrimiento. Oremos.



5. Por los difuntos, en especial los de nuestra comunidad. Para que el Señor les conceda ver cumplidas todas sus esperanzas. Oremos.


6. Por todos nosotros. Para que, con nuestra vida, seamos testigos de la santidad y la misericordia de Dios.


 Oremos.


Dios todopoderoso, acoge nuestras oraciones, pon remedio a las necesidades de esta vida, y concédenos la recompensa eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS


Acepta, Señor, estos dones que tu generosidad ha puesto en nuestras manos, y concédenos que este sacrificio santifique toda nuestra vida y nos conduzca a la felicitad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.


Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Sal 102, 2)


Bendice, alma mía, al Señor y no olvides sus muchos beneficios.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


Señor, que esta Eucaristía, memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, nos ayude a corresponder al don inefable de su amor y a procurar cada día nuestra salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.


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