viernes, 22 de julio de 2011

LECTURAS DEL VIERNES XVI DEL T. ORDINARIO SANTA MARÍA MAGDALENA

LA PALABRA PROFÉTICA DE MARÍA MAGDALENA



Ex 20, 1-17; Jn 20, 1-2. 11-18

Las personas religiosas solemos transgredir con frecuencia el mandato que prohíbe profanar el nombre de Dios. Cuando queremos afianzar nuestros intereses mezquinos utilizamos el nombre santo a nuestra conveniencia. Los relatos de la resurrección nos presentan a María Magdalena como testigo predilecto del resucitado. Ella aprendió a conocer de cerca al Señor Jesús en los días de su vida mortal, lo sirvió con generosa entrega y supo reconocer su presencia discreta como resucitado. De esa alegre noticia fue portavoz decidida. Su palabra clarividente la convirtió en intérprete autorizada de la Pascua de Jesús.


ANTÍFONA DE ENTRADA (Jn 20, 17)


Jesús dijo a María Magdalena: Ve y diles a mis hermanos: Subo a mi Padre y a su Padre, a mi Dios y a su Dios.


ORACIÓN COLECTA


Dios nuestro, que quisiste que santa María Magdalena fuera la primera en recibir de tu Hijo Unigénito el encargo de anunciar el gozo de la resurrección, concédenos, que siguiendo su ejemplo, demos a conocer a todos que Cristo vive y nos está esperando en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo...


LITURGIA DE LA PALABRA


La ley fue dada por Dios a Moisés.

Del libro del Éxodo: 20, 1-17



En aquellos días, el Señor promulgó estos preceptos para su pueblo en el monte Sinaí, diciendo: "Yo soy el Señor, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto y de la esclavitud. No tendrás otros dioses fuera de mí; no te fabricarás ídolos ni imagen alguna de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o en el agua, y debajo de la tierra. No adorarás nada de eso ni le rendirás culto, porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castiga la maldad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de aquellos que me odian; pero soy misericordioso hasta la milésima generación de aquellos que me aman y cumplen mis mandamientos.


No harás mal uso del nombre del Señor, tu Dios, porque no dejará el Señor sin castigo a quien haga mal uso de su nombre.


Acuérdate de santificar el sábado. Seis días trabajarás y en ellos harás todos tus quehaceres; pero el día séptimo es día de descanso, dedicado al Señor, tu Dios. No harás en él trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el forastero que viva contigo. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra, el mar y cuanto hay en ellos, pero el séptimo, descansó. Por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó.


Honra a tu padre y a tu madre para que vivas largos años en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. 


No darás falso testimonio contra tu prójimo. No codiciarás la casa de tu prójimo, ni a su mujer, ni a su esclavo, ni a su esclava, ni su buey, ni su burro ni cosa alguna que le pertenezca".


 Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.




Del salmo 18

 R/. Ayúdanos, Señor, a cumplir tu voluntad.



La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo. R/.


En los mandamientos de Dios hay rectitud y alegría para el corazón; son luz los preceptos del Señor para alumbrar el camino. R/.


La voluntad de Dios es santa y para siempre estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos. R/.


Más deseables que el oro y las piedras preciosas las normas del Señor, y más dulces que la miel de un panal que gotea. R/.






ACLAMACIÓN


 R/. Aleluya, aleluya.


¿Qué has visto de camino, María, en la mañana? A mi Señor glorioso, la tumba abandonada. R/.







Mujer, ¿por qué estás llorando? ¿A quién buscas?

Del santo Evangelio según san Juan: 20, 1-2. 11-18



El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr, llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto".



María se había quedado llorando junto al sepulcro de Jesús. Sin dejar de llorar, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados en el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús, uno en la cabecera y el otro junto a los pies. Los ángeles le preguntaron: "¿Por qué estás llorando, mujer?". Ella les contestó: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo habrán puesto".


Dicho esto, miró hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús. Entonces Él le dijo: "Mujer, ¿por qué estás llorando? ¿A quién buscas?". Ella, creyendo que era el jardinero, le respondió: "Señor, si tú te lo llevaste, dime dónde lo has puesto". Jesús le dijo: "¡María!". Ella se volvió y exclamó: "¡Rabbuní!", que en hebreo significa 'maestro'. Jesús le dijo: "Déjame ya, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: 'Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios' ".


María Magdalena se fue a ver a los discípulos para decirles que había visto al Señor y para darles su mensaje.


 Palabra del Señor.


 Gloria a ti, Señor Jesús.



ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS


Mira, Señor, los dones que te presentamos y acéptalos con el mismo agrado con que tu Hijo Jesucristo aceptó el homenaje de amor de María Magdalena. Por Jesucristo, nuestro Señor.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (2 Co 5, 14-15)


El amor de Cristo nos compromete a vivir, no para nosotros mismos, sino para Él, que murió y resucitó por nosotros.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


Que el sacramento que hemos recibido encienda, Señor, en nosotros aquel mismo amor ardiente y fiel de santa María Magdalena a Cristo, su maestro, que vive y reina por los siglos de los siglos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario